domingo, 25 de agosto de 2019

Dejemos que Dios haga su trabajo

Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Romanos 8:28


El versículo citado hoy puede ser comparado con unos lentes a través de los cuales los cristianos deben mirar y apreciar todo lo que les ocurre.

“Todas las cosas”: esto comprende desde las más pequeñas hasta las más importantes, las desagradables como las agradables. De hecho, todas estas cosas no son más que medios que Dios utiliza para nuestra formación y bendición. Ninguna es una meta en sí misma. Este versículo nos ayuda a no enfocarnos en las circunstancias de nuestra vida, sino más bien en la mano de nuestro Dios quien las dirige. Siempre es una mano de amor, aunque durante mucho tiempo trabaje con instrumentos que hacen doler. Pensemos en el trabajo que el orfebre debe realizar para tallar y hacer brillar las piedras preciosas.

“Todas las cosas les ayudan a bien” o trabajan para el bien: el verbo en el original griego implica un trabajo, y es el de Dios. “Somos hechura suya” (Efesios 2:10), y para formarnos utiliza herramientas apropiadas.

Finalmente notemos que el versículo habla en plural. Considera el bien de cada uno y del conjunto de los creyentes. El Señor purifica y santifica a su Iglesia, y la introducirá sin mancha delante de él (Efesios 5:26-27).

Permitamos que Dios haga su trabajo en nosotros, para que seamos “hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29). Así como un escultor toma un bloque de piedra y lo transforma a la semejanza del modelo que tiene ante sus ojos, Dios quiere hacernos semejantes a Jesucristo.

  Lectura: 2 Crónicas 11 - 1 Corintios 4 - Salmo 100 - Proverbios 22:5-6


(Tomado del devocional: La Buena Semilla)

jueves, 22 de agosto de 2019

El único medio de salvación

Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo.

Hechos 16:3

Creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos.

Hechos 15:11

La palabra “diluvio” es utilizada frecuentemente, pero quizá muchos ignoran que el relato de este hecho se halla en las primeras páginas de la Biblia (Génesis 7:11 a 8:22). Jesús también habló de este tema con sus discípulos (Mateo 24:38). Varias veces la Escritura hace referencia al diluvio, precisando que Noé y su familia fueron salvos por la fe en Dios (Hebreos 11:7). Las cartas del apóstol Pedro citan este hecho como un ejemplo del justo castigo de Dios a las personas de aquellos tiempos que se habían alejado de él. Pero también anuncian que un día el mundo será destruido, no por un diluvio, sino por el fuego.

Los contemporáneos de Noé seguramente se burlaban de él viéndolo construir el arca (un enorme barco) sobre tierra firme. De igual manera, hoy muchos se burlan de aquellos que creen en Jesucristo para ser salvos, no de una catástrofe, sino del merecido juicio por sus pecados.

Sin embargo, las catástrofes difundidas por los medios de comunicación nos muestran la urgencia de poner nuestra confianza en Jesucristo. Solo se salvaron los que entraron en el arca antes del diluvio, es decir, Noé y su familia. La Biblia nos recuerda: “En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo (que el nombre de Jesús), dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).

“Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14-15).

Lectura: 2 Crónicas 7 - Lucas 24:36-53 - Salmo 98:1-3 - Proverbios 21:29-30

(Tomado del devocional Buena Semilla)

domingo, 11 de agosto de 2019

Domingo 11 de Agosto

Domingo 11 Agosto
Así como el cuerpo (humano) es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. 1 Corintios 12:12
Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. 1 Corintios 12:27
La Iglesia: Cuerpo de Cristo Leer 1 Corintios 12:14-31 ¡Qué tema maravilloso constituye el cuerpo que habitamos! “Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido formado”, exclamó David (Salmo 139:14, V. M.). Sí, ¡qué diversidad y armonía a la vez vemos en ese conjunto ensamblado de miembros y órganos en el que hasta el más pequeño tiene su razón de ser y su función específica! El ojo y el dedo meñique, por ejemplo, no pueden reemplazarse el uno al otro. Pero el segundo permite quitar un cuerpo extraño que irrita al primero. Si un órgano no funciona correctamente, todo el cuerpo se verá afectado, y pronto se enfermará. Todo esto tiene su equivalente en la Iglesia. El Cuerpo de Cristo no es una organización, sino un organismo vivo. “Los miembros... que parecen más débiles, son los más necesarios” (v. 22); y cada uno debe tener cuidado para no despreciar su propia función (v. 15-16) ni la de los demás (v. 21). Por medio de sus oraciones, de una palabra propicia o de algún don material, un cristiano anciano o discapacitado puede sostener a un siervo de Dios. Así, lo que cada uno ha recibido, minístrelo a los demás como un buen administrador “de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10).
Sacado de «Cada día las Escrituras», meditaciones diarias de la Biblia Lectura: 1 Crónicas 24 - Lucas 19:28-48 - Salmo 92:10-15 - Proverbios 21:7-8 Escuchar el texto del día

Las palabras No ha dejado (Por Charles Spurgeon)

Las palabras «No ha dejado» (1 Samuel 7:12) son como una mano indicando hacia el  pasado.  Había pasado «mucho tiempo… veinte años» (1 Samue...